David Ogilvy fue un publicista inglés que
llegó al mundo del marketing hasta después de haberse desempeñado en otras
actividades como ayudante de cocina, agricultor e investigador. Dejó la
Universidad de Oxford para aprender sobre el mundo de la cocina en el Hotel
Majestic, en París. Poco después, se dedicó a vender hornos y su desempeño fue
tal, que le solicitaron hacer un manual de venta a petición de la agencia
Mather & Crowther.
Incursionando en el mundo del marketing, en
1938 se traslada a Estados Unidos donde realizó investigación de mercados y más
tarde, colaboró en el Servicio de Inteligencia Británico. Finalmente, fundó una
agencia de publicidad denominada Ogilvy, Benson & Mather, que eventualmente
se convirtió en Ogilvy & Mather Worldwide.
En los primeros veinte años de la agencia,
manejaron grandes cuentas como American Express, Sears y General Foods; También
a empresas a punto de la bancarrota como Dove, para quien su campaña de
publicidad se enfocó a resaltar una cualidad de producto ofreciédolo a un
público específico, con lo que logró posicionar el producto y la marca con
éxito.
Una de sus afirmaciones más características,
era que “un buen publicista” era aquél que no consideraba tontos a los
consumidores y que lo importante era resaltar las cualidades del producto.
Consideraba como prioridad, no distraer a los clientes en los anuncios, ya que,
debía dedicarse en la medida de lo posible a mantener la atención del público
en el producto e incentivar la compra.
David no firmaba con empresas que le
impusieran condiciones de trabajo o cuando no estaba seguro de no mejorar la
situación de la marca. Permanece aún hoy en día una de las más grandes
compañías publicitarias Ogilvy & Mather, tras el fallecimiento de David en
1999
Muy buena
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